Este 17 de marzo se cumplen 32 años del atentado terrorista contra la sede diplomática de Israel en Buenos Aires, un ataque que dejó 22 muertos y 242 heridos en pleno centro de la Capital Federal.
Exactamente a las 14.45 h una gran explosión, provocada presuntamente por un vehículo con dinamita, demolió el edificio de la embajada, convirtiendo en polvo y escombros lo que eran oficinas y espacios de trabajo.
El estallido fue tan fuerte que reventó los vidrios de la famosa Torre El Rulero, ubicada en la zona de Retiro, a más de 300 metros de lo que fue la embajada.
La masacre se constituyó en el primer atentado terrorista internacional perpetrado contra la Argentina. Un poco más de 2 años después, un atentado de similares características destruyó la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el lunes 18 de julio de 1994, esta vez asesinando a 85 personas e hiriendo a otras 300.
“Todos los muertos de la AMIA. Y los de la Embajada de Israel. El poder secreto de las armas. La justicia que mira y no ve. Todo está escondido en la memoria. Refugio de la vida y de la historia”, canta León Gieco en su himno La Memoria y expresa el sentir de un país que no olvida y exige justicia por los crímenes cometidos contra él.
El ataque fue investigado por la Corte Suprema de Justicia, pero aún permanece impune. Hasta el momento no se ha logrado justicia ni reparación para las víctimas desde 1992.
Amnistía Internacional llama al Estado argentino a avanzar en la realización de una investigación transparente y adecuada para esclarecer lo ocurrido y sancionar a los responsables materiales e intelectuales.
En un nuevo aniversario, Amnistía Internacional acompaña a los familiares de las víctimas, quienes continúan reclamando justicia.