Según la última medición de la UCA, la pobreza se ubicó en el 44,7% del total de la población en tercer trimestre del año. En tanto que entre los niños y adolescentes se eleva al 62,9%.
La indigencia alcanzó al 9,6% de la población.
Más de 20 millones de argentinos no cumplen con las necesidades básicas de salarios, salud, educación y alimentación.
Los niveles de pobreza se ubican en un techo alto desde el pico alcanzado en 2003-2004 –con la excepción de la pandemia-, mientras que la indigencia bajó levemente por la mencionada cobertura social.
En lo que respecta a la pobreza, el 44,7% estimado se convertiría en un 49,1% si no tuviera la contención de la AUH y otros programas sociales y pensiones no contributivas. Esto además fomenta una retracción del mercado del empleo formal y un avance del empleo informal e inestable, es decir, las “changas” o tareas temporales que permiten generar algún ingreso de subsistencia.
La calidad de empleo cayó a los niveles más bajos desde 2004, con un 33,1% de la población económicamente activa mayor de 18 años en condición de desempleo (8,8%) o de subempleo inestable (24,3%).
El director del Observatorio, Agustín Salvia explicó que “el empleo se mantuvo estancado, con niveles raquíticos y un carácter regresivo por la caída del salario real. Solo en el primer semestre del 2023 cayó 8,3% el salario”. destacó la contención que representa la asistencia social y financiera para evitar un incremento aún mayor de los índices de pobreza e indigencia.