Esta mañana, Adriana, mamá de Camila, agarró la cinta adhesiva, las impresiones que delicadamente diseño la noche anterior y realizó un doloroso recorrido por las instituciones que la abandonaron. Lo hace con la intención de encontrar justicia y honrar la memoria de Camila, su pequeña hija.
Dos fotografías con el rostro de Cami cargando en su pecho y cuatro tiras de cinta transparente hacen de chaleco. Lágrimas de dolor golpean el suelo al ritmo de firmes pasos, decididos y constantes que no dejan de avanzar mientras sus manos se organizan entre los papeles y la cinta que sostienen todos y cada uno de los carteles que ha colocado a su paso desde el Hospital Sayago hasta la municipalidad y todavía más allá.
En apenas algunos minutos, sola, empapeló el ingreso a la municipalidad, ingresó al palacio municipal y dijo lo que tenía para decir. Gestos de enojo pero otros más de amor subrayan sus intenciones de que nadie vuelva a pasar por su sufrir. Todo eso la moviliza hace tres años a partir de aquel fatídico día cuando tuvo que despedir a Cami:
“Hace tres años que la perdí (a Cami) y en esos tres años siguen familias perdiendo, familias destruidas, siguen ángeles acompañando a la mía. Es mucha impotencia lo que siento. Acabo de dejar estos mensajes frente a la municipalidad porque son responsables y siguen sin invertir en la parte de salud. Aportan miles de millones en turismo, en todo lo demás, me parece que no les cuesta nada aportar en salud. A las personas de pocos recursos las tratan como perros en el Hospital. Solo quiero una mejor Salud para Carlos Paz.
Mi lucha es infinita y va a continuar hasta que yo muera porque no hay nada que pueda apaciguar mi dolor.”
Dejo a Adriana colocando algunos carteles más mientras me alejo. A la distancia volteó nuevamente y ella sigue ahí, y lo va a seguir haciendo sin importar si decidimos voltear a verla o leer sus carteles, sola o acompañada, con lluvia o calor. Adriana va a continuar luchando hasta el último día de su vida por justicia, por la Salud de la ciudad, por Cami, por mí, por todos y eso la transforma en un ser admirable.
Fuente Carlos Paz Profunda