El Suboficial Cristian Abrate de la Unidad Departamental Punilla, puso en marcha junto a su familia, un merendero para ayudar a niños en situación de vulnerabilidad. Sus compañeros lo sorprendieron con regalos, juegos y mercadería.
El 17 de julio no fue un día más en la vida del Suboficial Cristian Abrate. Sería el comienzo de un nuevo camino, que lo acercaría aún más, con el lado más humano y solidario, que hace años abraza su familia. El Merendero “Panza Caliente” abrió sus puertas en la calle Brasil al 445 de B° Miguel Muñoz, de Villa Carlos Paz.
Desde el primer día, la familia Abrate recibió a 23 niños en situación de vulnerabilidad social, pero esa cifra creció y se multiplicó hasta alcanzar en la actualidad, a 116 chicos, 16 mamás y siete abuelas.
Cabe mencionar, que lo desarrollado por el efectivo es todo a pulmón, gracias a la ayuda y la colaboración de amigos, familiares y vecinos carlospacenses, quienes desinteresadamente hacen periódicas donaciones. Y esa colaboración es también, mérito propio y fruto de un trabajo bien hecho a lo largo de 20 años, durante los cuales, el Suboficial Cristian Abrate logró ganarse el cariño y el respeto de la comunidad de Carlos Paz, patrullando sus calles y avenidas.
Buenos compañeros
Porque las valiosas acciones siempre deben ser apoyadas y reconocidas, los compañeros del “Turco” Abrate -como lo conocen sus allegados- se organizaron para sorprender a su familia y a todos los niños que diariamente son cobijados en las instalaciones del merendero.
Y de esa manera, el martes 5 de septiembre, un grupo de efectivos, acompañado por el Jefe de la URD Punilla, Crio. My. Leonardo Páez Stelmach, disfrazados de superhéroes y con muchos regalos, sorprendieron a todos los presentes.
En ese momento, las caritas de los niños se iluminaron, sus ojos brillaron y se les dibujó una gigantesca e imborrable sonrisa. El objetivo estaba más que cumplido, y estos buenos compañeros de Cristian Abrate lograron devolver, parte de lo que él les brinda diariamente: ilusión, cariño y contención.
Sin lugar a dudas, esta noble causa es esperanzadora e inspiradora para todos los ciudadanos, esta gran muestra de amor y solidaridad debería contagiarse e imitarse en cada rincón del planeta. Mientras tanto, el Suboficial Cristian Abrate junto a su familia sigue firme, trabajando para los que más lo necesitan. Y eso es encomiable, puro compromiso y humanidad, digno de ser celebrado.